Grandes Hombres – II Samuel 9:1-7

John Fredericksen|Algunos líderes de naciones son temidos, mientras que otros son reverenciados (lo que significa sentir un profundo respeto o admiración).

por el pastor John Fredericksen

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Algunos líderes de naciones son temidos, mientras que otros son reverenciados (lo que significa sentir un profundo respeto o admiración). Entre los políticos estadounidenses más respetados de la historia reciente de Estados Unidos se encuentra Ronald Reagan. Miles de personas hicieron fila toda la noche para tocar su ataúd; otros se alinearon en las rutas del desfile para expresar gratitud, afecto y amor. Bajo el liderazgo del presidente Reagan, cayó el muro de Berlín, se redujeron drásticamente las tasas de interés, la economía se disparó y Estados Unidos estuvo más unificado. Desde un punto de vista secular, incluso muchos de sus oponentes reconocieron que demostró cualidades de grandeza.

Cuando “Jehová dio la victoria a David por dondequiera que fue” (II Samuel 8:6,14-15 - RV1960), este hizo algo muy inusual. “Dijo David: ¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia por amor de Jonatán?” (II Samuel 9:1). En aquellos días, era raro tener una transición pacífica del poder. Normalmente, cuando un nuevo rey ascendía al trono, masacraba a toda la familia de su predecesor para eliminar las lealtades divididas y evitar un golpe de Estado (para recuperar el poder). Se podría decir que a ellos les habrían rechazado una solicitud de seguro de vida. Pero en este caso, David hizo todo lo posible para mostrarle bondad a Mefiboset, el hijo de Jonatán, porque Jonatán le había mostrado amor y bondad. Los grandes hombres mostrarán misericordia cuando tengan la ventaja. David también mostró misericordia porque le había prometido a su amigo Jonatán que trataría bondadosamente a sus descendientes (I Samuel 20:11-17). Buscar a los familiares de Jonatán para mostrarles bondad era una cuestión de honor para David, a causa su palabra empeñada. Los grandes hombres siempre cumplen su palabra, incluso cuando es “… en daño suyo, no por eso cambia” (Salmos 15:4). David le prometió a Mefiboset el honor de comer “… siempre a mi mesa” (II Samuel 9:7). Esto era más de lo que requería su promesa a Jonatán, pero los grandes hombres harán más de lo que se requiere. Cuando Absalón, el hijo de David, intentó derrocarlo, David y muchos leales a él tuvieron que huir de Jerusalén. Sin embargo, Mefiboset permaneció, esperando que Israel lo ungiera como rey (II Samuel 16:3; 19:24-25). A pesar de su traición e ingratitud, incluso entonces David le mostró misericordia, porque los grandes hombres eligen tener compasión.

¿Hay alguien en tu vida que necesita tu bondad, misericordia y compasión? Te animamos a que le des tu palabra al Señor, de que tomarás medidas hoy para demostrar estas cualidades a un alma que no las merece. Luego, demuestra grandeza cumpliendo tu palabra.

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