El Camino Completamente Opuesto

Kevin Sadler|La mayoría cree que la manera de estar bien con Dios es ser bueno y ganarse el camino al cielo haciendo cosas buenas. Romanos 4:4-5 dice algo diferente.

por el pastor Kevin Sadler

La Sociedad Bíblica Bereana (Berean Bible Society) publica diariamente en su sitio web artículos devocionales con el nombre Two Minutes with the Bible, y más recientemente su versión en español, Dos Minutos con la Biblia, a los cuales puede suscribirse siguiendo los enlaces anteriores. En 2T15, publicamos traducciones al español de dichos artículos, con la finalidad de poner el mensaje de la gracia de Dios al alcance de los hermanos en Cristo de habla hispana. Sea de bendición para su vida.

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Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. (Romanos 4:4-5 - RV1960)

En nuestro testimonio del Señor, Romanos 4:4-5 son buenos versículos para memorizar. La razón es que afirman lo contrario de lo que la mayoría de la gente piensa acerca de cómo ser salvo. La mayoría cree que la manera de estar bien con Dios es ser bueno y ganarse el camino al cielo haciendo cosas buenas. Estos versículos dicen algo diferente.

Cuando las personas trabajan en sus empleos y reciben su sueldo, tienen derecho a recibir su salario. Se lo ganaron. Trabajaron para ello y tienen derecho a esperar lo que reciban en función de un salario acordado. Y el empleador está endeudado de pagar a los empleados por su trabajo. La gente no acude a sus empleadores después de recibir sus cheques de pago, para agradecer el amable regalo del dinero y protestar porque no lo merecían. En cambio, las personas toman ese cheque y se van a casa, sabiendo que se lo ganaron y que se les reembolsa por su tiempo y trabajo.

Muchos quieren creer que es igual para ir al cielo, que se trabaja para ganarlo, para recibir lo que les corresponde, que la salvación es una recompensa. Pero no es así con la salvación. Es todo lo contrario. La salvación es «al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia» (Romanos 4:4).

Nadie recibe la salvación y la justicia de Dios trabajando por ella. Se le da «al que no trabaja». No tenemos nada que ofrecer a Dios en nuestro estado injusto. Y la justicia de Dios no es una recompensa, ni se puede ganar. No es algo por lo que trabajamos y por eso Dios nos lo debe; es algo que recibimos únicamente por la fe en Cristo.

El trabajo produce el salario que la persona que trabaja merece o gana. La fe recibe un don que el creyente no merece ni gana. Para que la justicia de Dios sea imputada a nuestra cuenta, y para ser justificados y declarados justos por Dios, simplemente «[creemos] en aquel que justifica al impío». Confiamos en el Señor. Le tomamos la Palabra a Dios. Ponemos nuestra fe en Él cuando Su Palabra nos dice que Cristo murió por nuestros pecados y resucitó (1 Corintios 15:3-4). Al confiar en Dios y sus buenas nuevas, Dios nos hace justos.

Dios justifica, no a los piadosos ni a los buenos, sino a «los impíos» por su fe en Él. Romanos 3:10,23 nos dice: «No hay justo, ni aun uno» y «todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios». Todos somos pecadores injustos. ¡Dios justifica a los impíos, porque no hay santos a quienes Él pueda justificar! Todos son impíos ante sus ojos. Dios justifica a cualquiera que crea en Él.

No necesitas limpiar tu expediente primero ni arrepentirte y volverte de tus pecados para ser salvo, como se enseña comúnmente. Simplemente, ven tal como eres, como un pecador impío, arrójate a la gracia y la misericordia de Dios y cree. Tan solo confía en Cristo como tu Salvador personal y eso es todo. La justicia de Dios se recibe únicamente por la fe estrictamente como un don gratuito de Dios. ¿Has creído?


Al lector (por Berean Bible Society): Algunos de nuestros artículos de Dos minutos fueron escritos hace años por el pastor C. R. Stam para publicarse en periódicos. Cuando muchos de estos artículos se compilaron posteriormente en forma de libro, el pastor Stam escribió esta palabra de explicación en el prefacio: «Hay que tener en cuenta que la columna del periódico, Dos minutos con la Biblia, se publica desde hace muchos años, por lo que los acontecimientos locales, nacionales e internacionales se discuten como si hubieran ocurrido recientemente. En lugar de reescribir o fechar estos artículos, los hemos dejado tal como estaban cuando se publicaron por primera vez. Esto, nos pareció, añadiría interés, especialmente porque nuestros lectores saben que aparecieron por primera vez como artículos de periódico». A esto añadiríamos que lo mismo ocurre con los artículos escritos por otros que seguimos añadiendo, periódicamente, a la biblioteca de Dos minutos. Esperamos que esté de acuerdo en que, aunque algunas de las referencias de estos artículos son de hace tiempo, las verdades espirituales que enseñan son atemporales.

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