por el pastor John Fredericksen
La Sociedad Bíblica Bereana (Berean Bible Society) publica diariamente en su sitio web artículos devocionales con el nombre Daily Transformation, y más recientemente su versión en español, Transformación Diaria, a los cuales puede suscribirse siguiendo los enlaces anteriores. En 2T15, publicamos traducciones al español de dichos artículos, con la finalidad de poner el mensaje de la gracia de Dios al alcance de los hermanos en Cristo de habla hispana. Sea de bendición para su vida.
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En Irán, es una práctica estándar que las familias supervisen la ejecución de quien asesina a un miembro de la familia. También se les da la opción de perdonar al infractor. El 15 de abril de 2014, Samereh Alinejad vio cómo le colocaban una soga alrededor del cuello a Bilal Gheisari, el asesino de su hijo. Esta era su oportunidad de tener la venganza que había esperado siete años. En cambio, ella y su marido dieron un paso adelante en el último minuto y le quitaron la soga del cuello. Fue un acto de misericordia y perdón.
Nuestra familia una vez tenía una calcomanía en el parachoques que decía: “Jesús pagó una deuda que no tenía, porque nosotros teníamos una deuda que no podíamos pagar”. Esto describe acertadamente la situación desesperada de todo ser humano desde Adán. Todos nacimos pecadores culpables que cometemos pecados todos los días. Debido a que Dios es santo, justo y recto, no puede permitir el pecado en Su presencia, ni puede permitir que el pecado quede impune. Esto significa que nuestra deuda de pecado nos puso a cada uno de nosotros en un camino hacia el castigo eterno en el Lago de Fuego. Pero Dios intervino. Dios Padre nos amó tanto que envió a Su único Hijo, el Señor Jesucristo, para llevar nuestro pecado y castigo en la cruz del Calvario. Hacerlo permitió al Señor Jesús ofrecer perdón y vida eterna a todos los que confíen en Su pago por el pecado, aparte de cualquier otra cosa. Efesios 1:7 (RV1960) lo explica de esta manera: “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia”. La palabra “redención” significa rescatar por completo o liberar, y “perdón” significa libertad, perdón o liberación. La base de nuestro perdón y rescate es la sangre del Señor Jesucristo. Solo la sangre de una víctima inocente puede expiar el pecado. El Salvador es el Cordero de Dios sin mancha, inmolado por nuestros pecados. En efecto, todos fuimos culpables y condenados con la soga del juicio eterno sobre nuestros cuellos, y Cristo dio un paso adelante para concedernos el perdón. Nuestro perdón es tan completo que somos liberados del castigo eterno, se nos hace aceptables al Padre, se nos da acceso a Su trono, se nos da nueva vida abundante y se nos colma de “toda bendición espiritual” (Efesios 1:2-12).
Con un sentido de profunda gratitud, debemos alabar a Dios continuamente por el completo perdón que nos ha dado. ¿Por qué no empezar ahora mismo con oración y canto?
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