por el pastor John Fredericksen
La Sociedad Bíblica Bereana (Berean Bible Society) publica diariamente en su sitio web artículos devocionales con el nombre Daily Transformation, y más recientemente su versión en español, Transformación Diaria, a los cuales puede suscribirse siguiendo los enlaces anteriores. En 2T15, publicamos traducciones al español de dichos artículos, con la finalidad de poner el mensaje de la gracia de Dios al alcance de los hermanos en Cristo de habla hispana. Sea de bendición para su vida.
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Cuando era joven, trabajé durante un año en una enorme planta empacadora de carne. Mi trabajo consistía en cortar secciones de carne para molerlas y convertirlas en hamburguesas. Trabajaba ocho horas al día, seis días a la semana. Tuve que sostener el cuchillo con tanta fuerza y durante tanto tiempo que me pasó factura. Cada mañana me despertaba con el puño cerrado en la mano en la que sostenía el cuchillo. Solo podía abrir esa mano manteniéndola bajo agua tibia y abriendo dolorosamente con la otra mano. Era como si todavía estuviera agarrando con fuerza ese cuchillo.
Pablo le imploró a Timoteo: “Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús” (II Timoteo 1:13 - RV1960). Durante dos años, Timoteo acompañó a Pablo mientras este proclamaba las nuevas doctrinas de la gracia. Timoteo escuchaba con frecuencia las doctrinas de Pablo mientras enseñaba en las sinagogas, en la escuela de Tirano y en las iglesias locales formadas en lugares como Éfeso. Pero Éfeso era un lugar peligroso y difícil para que Timoteo ministrara en ausencia de Pablo. La ciudad era conocida por su ávida adoración a Diana (Hechos 19:19-35). Estalló un motín por las enseñanzas de Pablo, lo que lo obligó a abandonar la ciudad. Parece que algunos de los gentiles que vinieron a Cristo también buscaban integrar las falsas enseñanzas sobre Diana con las nuevas doctrinas de la gracia, porque Pablo advierte sobre las fábulas que se enseñan en la iglesia. Algunos de los judíos salvos también buscaban enseñar la necesidad de observar la Ley Mosaica en esta asamblea de gracia (I Timoteo 1:5-10). Fue en este contexto que Timoteo recibió el encargo de aferrarse a las doctrinas que había aprendido a los pies de Pablo. De hecho, debía encargar a otros de que “no enseñen diferente doctrina” (I Timoteo 1:3). Pablo contaba con Timoteo como guardián de la verdad para que la verdad no se comprometiera ni se perdiera. Tendría que hacerlo frente a la oposición, tal vez incluso solo. Pero él debía defender la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, con la ayuda de Dios.
Nosotros también vivimos en tiempos peligrosos cuando doctrinas erróneas se abren paso en nuestras asambleas. Como alguien que se niega a soltarse, Dios cuenta con que te aferres a las doctrinas exclusivas de la gracia e insistir en que se sigan todas las enseñanzas de Pablo. Incluso si estás solo, aférrate a la verdad.
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