La Gran Comisión

J. C. O’Hair|Algunos de los maestros destacados de la Biblia, hombres de Dios que han sido grandemente bendecidos en el servicio del SeƱor, han enseƱado definitivamente que los ministerios de los Doce Apóstoles y Pablo, en el Libro de los Hechos, no fueron el cumplimiento de la Gran Comisión.

por J. C. O’Hair

La Sociedad BĆ­blica Bereana (Berean Bible Society) publica semanalmente en su sitio web artĆ­culos devocionales con el nombre More Minutes with the Bible, al cual puede suscribirse siguiendo en enlace anterior. En 2T15, publicamos traducciones al espaƱol de dichos artĆ­culos, con la finalidad de poner el mensaje de la gracia de Dios al alcance de los hermanos en Cristo de habla hispana. Sea de bendición para su vida.

ver original

Pero los once discĆ­pulos se fueron a Galilea

…id, y haced discĆ­pulos a todas las naciones, bautizĆ”ndolos en [hacia] el nombre del Padre, y del Hijo, y del EspĆ­ritu Santo; enseƱƔndoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquĆ­ yo estoy con vosotros todos los dĆ­as, hasta el fin del mundo [era] (Mateo 28:16-20 - RV1960)

Algunos de los maestros destacados de la Biblia, hombres de Dios que han sido grandemente bendecidos en el servicio del SeƱor, han enseƱado definitivamente que los ministerios de los Doce Apóstoles y Pablo, en el Libro de los Hechos, no eran el cumplimiento de la Gran Comisión; que la Iglesia de Dios, el Cuerpo de Cristo, no tiene autoridad para cumplir con esta Comisión; que la Nación de Israel, o un remanente elegido de esa Nación, cumplirĆ” esta Comisión en la era del Reino que seguirĆ” a esta presente dispensación de la Iglesia. Nombramos a varios de estos maestros, el Sr. John Darby, el Sr. A. C. Gaebelein, el Dr. William L. Pettingill y el Dr. James M. Gray.

Debemos respetar la capacidad de enseƱanza de estos hombres de Dios. Aunque no los consideramos la autoridad final en cuanto a si la Gran Comisión contiene o no las “órdenes de marcha” de la Iglesia, aun asĆ­, cuando comparamos la Comisión con otras Escrituras, no nos sorprende que estos hombres espirituales, y muchos otros, hayan encontrado difĆ­cil explicar algunas contradicciones, o incluso respaldar la conclusión que los Doce y Pablo obedecĆ­an la Gran Comisión tal como ha sido interpretada por muchos de los padres de la Iglesia y las organizaciones cristianas.

Enfaticemos tres hechos:

1. La Comisión fue entregada a los Once.
2. Estos fueron instruidos a discipular a todas las naciones.
3. Debƭan enseƱar la observancia de todas las cosas ordenadas por Cristo.

¿En quĆ© sentido los Once discipularon a todas las naciones? Nuestra apelación es a las Sagradas Escrituras y no al cristianismo histórico o a las tradiciones de los ancianos.

Un estudio cuidadoso de la Profecía de Daniel convencerÔ a cualquier estudiante de la Palabra que Dios ha prometido establecer en esta tierra el Reino de los Cielos (Daniel 2:44). La presencia del Rey Celestial es necesaria para el establecimiento de ese Reino. Cristo debe venir del cielo para efectuar la restitución de todo lo dicho por boca de todos los santos profetas desde el principio del mundo (Hechos 3:19-21). Cuando se lleve a cabo esa restitución, los Doce Apóstoles se sentarÔn en doce tronos y juzgarÔn a las doce tribus de Israel (Mateo 19:28). Es muy esencial que leamos atentamente Daniel 9:7 en relación con la Gran Comisión y el Reino de los Cielos, recordando que el Reino de los Cielos se menciona unas treinta veces en el Libro de Mateo. Citamos Daniel 9:7:

Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro, como en el día de hoy lleva todo hombre de JudÔ, los moradores de Jerusalén, y todo Israel, los de cerca y los de lejos, en todas las tierras adonde los has echado a causa de su rebelión con que se rebelaron contra ti.

Esto debe estudiarse en conjunto con Daniel 9:24 en cuanto a los siete propósitos de Dios que el Mesías de Israel, el Señor Jesucristo, debe cumplir.

La promesa de Dios a todo Israel, dentro y fuera de la tierra santa, los que estĆ”n cerca y los que estĆ”n lejos, mencionados en Daniel 9:7, deben compararse cuidadosamente con el mensaje de Pedro y los Once, el dĆ­a de PentecostĆ©s, registrado en el segundo capĆ­tulo del Libro de los Hechos. Citamos Hechos 2:39: “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que estĆ”n lejos; para cuantos el SeƱor nuestro Dios llamare”.

Luego citamos Hechos 2:5: “Moraban entonces en JerusalĆ©n judĆ­os, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo”. Se les interpeló como “Varones judĆ­os, y todos los que habitĆ”is en JerusalĆ©n” (Hechos 2:14). MĆ”s tarde, una vez mĆ”s: “Varones israelitas”. Nuevamente “Varones hermanos”. (Hechos 2:22,29). Nuevamente: “Varones israelitas” (Hechos 3:12). Nuevamente: “Vosotros sois los hijos de los profetas” (Hechos 3:25).

Estos judĆ­os eran de todas las naciones bajo el cielo. Los Once debĆ­an discipular a todas las naciones. Uno de ellos discipuló a un grupo de gentiles, la casa de Cornelio. Eso fue mĆ”s de siete aƱos despuĆ©s de PentecostĆ©s o despuĆ©s de que se diera la Gran Comisión. Siete aƱos despuĆ©s de que se diera la Gran Comisión, aun era ilegal que un judĆ­o cristiano viniera a uno de otra nación (Hechos 10:28). En la Gran Comisión los once debĆ­an discipular a todas las naciones. Entonces, ¿por quĆ© les era ilegal venir a un gentil siete aƱos despuĆ©s de que se les dio la Gran Comisión? ¿Por quĆ© los otros apóstoles y los israelitas salvos contendieron con Pedro porque Ć©l predicó a los gentiles siete aƱos despuĆ©s de la Gran Comisión, si entendĆ­an, en la Gran Comisión, que debĆ­an discipular a los gentiles? ¿Por quĆ© los discĆ­pulos, bajo la autoridad de los Once, no predicaron el evangelio a nadie mĆ”s que a los judĆ­os aun varios aƱos despuĆ©s de que se dio la Gran Comisión? (Hechos 11:19).

¿Por quĆ© Cornelio, en particular, fue escogido par oĆ­r el ministerio encomendado a los Once, bajo la Gran Comisión, y luego dejaron de predicar a otros gentiles? DebĆ­an discipular a todas las naciones, pero a menos que encontremos alguna Escritura que contenga información contraria, debemos creer que el SeƱor JesĆŗs se referĆ­a a los judĆ­os de todas las naciones.

Ahora lee acerca de Cornelio, “varón justo y temeroso de Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nación de los judĆ­os” (Hechos 10:22). Cornelio amaba y honraba al Dios de Israel y daba muchas limosnas al pueblo de Dios. Vivió en la tierra de Israel. Los Once a quienes se les dio la Gran Comisión no predicaron fuera de la tierra de Israel, hasta donde tenemos registro en el Libro de los Hechos. Permanecieron en JerusalĆ©n (Hechos 8:1). TodavĆ­a estaban allĆ­ veinticinco aƱos despuĆ©s (Hechos 21:18-28). Ninguno de ellos predicó el evangelio a los gentiles, excepto el mensaje de Pedro a la casa de Cornelio.

¿QuĆ© mensaje le predicó Pedro a Cornelio? Puedes responder a esta pregunta. Citamos:

Antes, por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles), y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión. (GÔlatas 2:7-9)

¿Dónde hay alguna verdad expuesta mĆ”s claramente en toda la Biblia? El SeƱor obró eficazmente en Pedro el apostolado de la circuncisión. Pedro y sus asociados acordaron limitar su ministerio a la circuncisión. Entonces, ¿cómo puede cualquier estudiante de la Palabra de Dios creer que la Gran Comisión autorizó a los Once a discipular a los gentiles? ¿QuĆ© evangelio predicaron los Once? El evangelio de la circuncisión. ¿QuiĆ©n recibió la gran Comisión? Los Once. Entonces, ¿no autorizó la Gran Comisión a los Once a predicar a Israel, cercanos y lejanos, el evangelio de la circuncisión?

¿QuiĆ©n fue autorizado a predicar la Gracia de Cristo a los gentiles? ¿QuiĆ©n es el hombre que se hace llamar Apóstol de los gentiles; maestro y predicador de los gentiles; el prisionero del SeƱor por los gentiles? ¿QuiĆ©n iba a predicar las inescrutables riquezas de Cristo entre los gentiles? Pablo, por supuesto. LĆ©elo en Hechos 22:21, Romanos 11:13, Hechos 13:46, Hechos 18:6, Romanos 15:16, GĆ”latas 1:16, GĆ”latas 2:2, Efesios 3:1,8, Colosenses 1:24-27, I Timoteo 2:7, II Timoteo 1:11, 4:17.

Si Pablo recibió su autoridad de Cristo, bajo la Gran Comisión,  para predicar la Gracia de Cristo a los gentiles entonces ¿por quĆ© declaró que la recibió por revelación y que luego subió a JerusalĆ©n por revelación para comunicarla a los otros discĆ­pulos y apóstoles? (GĆ”latas 1:13; 2:2-6). ¿QuĆ© necesidad habĆ­a de una revelación, si Pablo debĆ­a plegarse a la autoridad de la Gran Comisión? Si Pablo estaba predicando a los gentiles bajo la Gran Comisión, debe haber recibido un permiso para no administrar el “bautismo” del SeƱor. A los Once se les dijo que bautizaran. Pablo dijo: “no me envió Cristo a bautizar” (I Corintios 1:17).

Si Pablo fue autorizado bajo la Gran Comisión a predicar la Gracia de Cristo, el Glorioso Evangelio del Dios Bendito y las Inescrutables Riquezas de Cristo a los Gentiles, ¿quĆ© necesidad de decir a Israel: “puesto que la desechĆ”is [esta salvación]… nos volvemos a los gentiles”, o “vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos”, o los gentiles han “alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos [Israel]”? (Hechos 13:46, Romanos 11:11,30).

¿No es bastante extraƱo que hayamos dado por sentadas tantas cosas sin estudiar diligentemente la Biblia? ¿CuĆ”l es el significado de que, en Hechos 28:28 (aƱo 63 d.C.), debido a la ceguera de Israel, Dios pronunciara Su juicio: “a los gentiles es enviada esta salvación de Dios”? ¿No habĆ­a sido enviada la salvación de Dios a los gentiles desde hacĆ­a mĆ”s de veinte aƱos?

Si la Gran Comisión fue autoridad suficiente para la evangelización de los gentiles con el Evangelio de la Gracia de Dios, ¿por quĆ© Hechos 28:28, afirmando que, de ahĆ­ en adelante, se tenĆ­a que enviar el mensaje a los gentiles independientemente de cualquier religión o pacto israelita? Si la Gran Comisión autorizó a Pablo a predicar la revelación que recibió posteriormente, ¿por quĆ© fue necesaria la ceguera de Israel antes de que pudiera hacerlo, y por quĆ© fue necesario que el SeƱor le diera mĆ”s revelación desde el cielo? (Efesios 3:3).

Todos los estudiantes premilenialistas inteligentes de la Palabra de Dios creen que esta dispensación del Cuerpo es un parĆ©ntesis; que el Reino de los Cielos estĆ” en suspenso, hasta que el SeƱor haya completado el Nuevo Hombre, mencionado en Efesios 2:15. Por lo tanto, necesariamente deben creer que ha habido una suspensión de los Pactos AbrahĆ”mico, DavĆ­dico y Nuevo, que tienen que ver con la salvación de “todo Israel”, y la restauración de esa Nación a su tierra y el establecimiento de su Reino bajo su verdadero Rey.

Por lo tanto, deben creer que la Gran Comisión tendrĆ” un cumplimiento mĆ”s completo en la era del Reino venidero, asĆ­ como deben creer que Joel 2:1-24 debe tener un cumplimiento mĆ”s completo en la era del Reino venidero; al igual que todas las profecĆ­as relativas a la restauración del Reino a Israel. La profecĆ­a de Joel no se cumplió el dĆ­a de PentecostĆ©s. Los “estos dĆ­as” que se ofrecen a Israel en Hechos 3:24 vendrĆ”n con el regreso de su Rey.

EnseƱƔndoles a guardar todas las cosas

Uno de nuestros hermanos fundamentalistas destacados, que insiste en que tiene razón en que la Gran Comisión es para el Cuerpo de Cristo, y que todos los que no estĆ”n de acuerdo con Ć©l son herejes, ha prohibido el uso de la oración del “Padre Nuestro” en la congregación de la que es pastor. ¿No es bastante inconsistente al insistir en la Gran Comisión y luego desobedecerla, al omitir del programa de su iglesia el llamado Padrenuestro?

Y esto no es de ninguna manera todo lo que omite. Indudablemente, no estÔ fuera de la voluntad de Dios al omitir esas cosas, porque estaría tan ocupado tratando de hacerlas encajar en la verdad paulina para el Cuerpo, como lo estÔ ahora tratando de hacer que la Gran Comisión esté de acuerdo con GÔlatas 2:7-9, lo cual ni él ni ningún otro estudiante de la Palabra de Dios puede hacer.

¿Cómo justifica este hermano omitir la Oración del SeƱor, a la luz del mandamiento de enseƱarles “que guarden todas las cosas que os he mandado”? El Padrenuestro era un mandamiento especĆ­fico. Si la Gran Comisión son las órdenes de marcha del CapitĆ”n para Sus soldados cristianos en el Cuerpo de Cristo, Pablo fue un soldado desobediente y desleal y se equivocó mucho cuando dijo: “He peleado la buena batalla”.

Pero Pablo no estarĆ­a solo, ya que el hermano fundamentalista a quien me he referido, y todos los hermanos durante los siglos cristianos hasta hoy, son desobedientes y desleales. ¿QuĆ© siervo espiritual del SeƱor estĆ” observando, o enseƱando a otros a observar, todo lo que el SeƱor mandó a Sus discĆ­pulos, a travĆ©s de parĆ”bolas, preceptos, ejemplos y otras enseƱanzas?

Nuestro hermano fundamentalista, a la luz del mensaje de Gracia paulino (la verdad revelada para el Cuerpo) eliminó de su propio programa y prÔctica las observancias religiosas, el mensaje y las señales del Reino y las ceremonias judías que eran el orden Divino mientras Jesús de Nazaret estaba en la tierra de Israel, el Hombre aprobado por Dios por milagros, nacido bajo la ley; el ministro de la circuncisión.

De hecho, en todas las enseñanzas y prÔcticas del Señor Jesús y Sus apóstoles en la tierra hay una sola ceremonia que este hermano acepta para sí y que yo no acepto para mí, y es el bautismo en agua. Ambos creemos que toda la Biblia es la Palabra inspirada de Dios y que toda verdad Divina, desde Génesis hasta Apocalipsis, que resista la prueba de no contradecir la verdad revelada para el Cuerpo o que no frustre la Gracia de Dios, es para la aceptación, la obediencia y la prÔctica de cada miembro del Cuerpo de Cristo.

QuizĆ”s te hayas hecho esta pregunta: “¿QuĆ© es mĆ”s importante, esforzarse por obedecer la Gran Comisión, en cuanto discipular y bautizar, o en cuanto a ordenar a los conversos que obedezcan todo lo que el SeƱor JesĆŗs habĆ­a ordenado a sus discĆ­pulos?” Muchos predicadores y maestros, que dan gran importancia al bautismo, ignoran muchas de las cosas que el SeƱor JesĆŗs mandó observar a sus discĆ­pulos. ¿No estaba la reafirmación, por parte del SeƱor JesĆŗs, de la ceremonia bautismal como parte del programa del Reino, en el mismo paquete de “todas las cosas” que Ɖl habĆ­a ordenado?

Muchos siervos del SeƱor afirman que Juan el Bautista era un profeta del Antiguo Testamento. Parece extraƱo que un profeta del Antiguo Testamento tuviera una ordenanza para el Cuerpo de Cristo, o un mensaje judĆ­o que incluyera el bautismo de Efesios 4:5. Es extraƱo que el profeta de Israel, que no estĆ” en el Cuerpo, introduzca una ordenanza perteneciente al “Cuerpo”.

El bautismo en agua de Juan fue para manifestar a Cristo a Israel (Juan 1:31). El bautismo en agua de Juan fue para arrepentimiento y remisión de pecados (Marcos 1:4; Lucas 3:3; Mateo 3:11). Ahora esta pregunta: ¿tuvo el bautismo en agua este mismo significado, segĆŗn los tĆ©rminos de la Gran Comisión? Lo tenĆ­a, si en verdad los discĆ­pulos enseƱaron a todas las naciones a observar todas las cosas que el SeƱor habĆ­a mandado.

Ciertamente, tuvo el mismo significado cuando Pedro y los once predicaron a judĆ­os de todas las naciones en el dĆ­a de PentecostĆ©s: “ArrepentĆ­os, y bautĆ­cese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibirĆ©is el don del EspĆ­ritu Santo” (Hechos 2:38).

No es difícil aprender en el mensaje de Pablo acerca del Cuerpo de Cristo que el Espíritu Santo dio una nueva interpretación al bautismo (Efesios 4:5; Colosenses 2:12). Pero no dio una nueva interpretación al bautismo en agua; porque en cada mención inspirada del bautismo en agua, daba también testimonio a Israel de que Jesús era su Mesías, y que el bautismo era para arrepentimiento y remisión de los pecados.

La enseñanza de nuestros destacados fundamentalistas de que el bautismo en agua tenía dos significados completamente diferentes no estÔ respaldada por las Escrituras. El bautismo en agua se dio en conexión con Israel y su Reino y continuó con Israel y su Reino, y desapareció con la revelación final del Cuerpo de Cristo; después de lo cual hubo un bautismo, y no en agua (Efesios 4:5).

En Mateo 10:8, el SeƱor JesĆŗs mandó a los discĆ­pulos sanar a los enfermos, limpiar a los leprosos, resucitar a los muertos y expulsar demonios. Continuaron haciendo esto despuĆ©s de que se les dio la Gran Comisión. ¿EnseƱaremos, bajo los tĆ©rminos de la Gran Comisión, a todas las naciones a observar este mandamiento? SerĆ” mejor que nos pongamos manos a la obra. Verdaderamente el mandamiento de la curación estaba incluido en “todas las cosas” que JesĆŗs enseñó.

¿Enviaremos a los leprosos limpiados al sacerdote con la ofrenda que exige la ley? (Mateo 8:4). ¿Podemos hacer que las parĆ”bolas dichas en beneficio de los publicanos y fariseos, que estaban en la tierra con JesĆŗs de Nazaret bajo la ley, encajen en la verdad acerca de la posición y las posesiones de los miembros del Cuerpo de Cristo despuĆ©s de que Ɖl anuló el acta de los decretos en la cruz y Dios dijo a los creyentes: “no estĆ”is bajo la ley” (Romanos 6:14; Colosenses 2:14)? ¿Se introdujo el bautismo en agua bajo la dispensación de la ley o bajo la dispensación de la gracia? Compare Efesios 3:1-3 con I Corintios 1:17 y Efesios 4:5.

Si nos es posible, con mente abierta y sin prejuicios, comparar y contrastar el evangelio del Reino y el programa de seƱales del Reino, encomendado a los Doce mientras Cristo estaba en la tierra, con el evangelio de la gloria del Dios bendito, el programa “sin seƱales”, que Pablo finalmente encomendó a Timoteo, entonces querremos hacer varias preguntas:

1. ¿No es el programa “sin seƱales” que Pablo encomendó a Timoteo, tambiĆ©n un programa “sin agua”?

2. ¿QuĆ© programa se les encomendó a los Once, en la Gran Comisión, el programa de “seƱales” y “agua” o el programa “sin seƱales” y “sin agua”?

3. ¿QuĆ© comisión es vinculante para el Cuerpo de Cristo hoy, la Gran Comisión de Mateo 28:19-20 o la Comisión de Timoteo en II Timoteo 2:2?

Para nuestro estudio (pregunta 1) comparamos y contrastamos Mateo 4:17; 10:5-8, Lucas 9:6; 13:24; Mateo 19:28; 24:14; 25:34-36, con I Timoteo 1:11; 5:23, II Timoteo 1:8-11; Efesios 2:4-9,13-18 y Tito 3:5-7. ¿Cómo encajarĆ­a II Timoteo 1:9 en el Libro de Mateo o con Lucas 13:24? Compare los bautismos de Mateo 3:11 con el Ćŗnico bautismo de Efesios 4:5. 

Al comparar la Gran Comisión en Mateo 28:19-20, con la Gran Comisión, en Marcos 16:15-18, tenemos la respuesta a la pregunta 2: el programa comprometido a los Once era un programa de “agua” y de “seƱales”. AdemĆ”s, el agua iba a ser un factor de salvación: “el que creyere y fuere bautizado, serĆ” salvo”. Los Once predicaron ese mensaje a Israel, porque “los judĆ­os buscan seƱales”. Las seƱales y el agua continuaron hasta el final de Hechos, porque los judĆ­os tenĆ­an derechos y privilegios prioritarios durante ese perĆ­odo.

¿En quĆ© sentido estaba el reino de los cielos cerca en Mateo, que no lo haya estado tambiĆ©n en Hechos? ¿No continuaron los Once, en Hechos, con el “bautismo para arrepentimiento para remisión de los pecados”? ¿No fue su mensaje de Hechos 3:14-26 el evangelio del Reino, el mismo evangelio—para Israel—declarado por el EspĆ­ritu Santo en Lucas 1:67-77? El mismo EspĆ­ritu Santo que llenó a ZacarĆ­as, segĆŗn el primer capĆ­tulo de Lucas, para proclamar el Reino cercano, en cumplimiento de las promesas de Dios por los profetas de Israel, tambiĆ©n llenó a Pedro para hacer lo mismo. Los “estos dĆ­as” de Hechos 3:24 son los “estos dĆ­as” de Lucas 1:67-77.

La Gran Comisión no le fue dada a Pablo; fue entregada a los Once. Puede que no estemos de acuerdo con los hombres de Dios que enseƱan que los Once no comenzaron su ministerio el dĆ­a de PentecostĆ©s bajo las órdenes de Mateo 28:19-20. Pero aquĆ­ estĆ” la pregunta que deberĆ­a estar en nuestras mentes: Si los Once, llenos del EspĆ­ritu Santo, proclamaron en el dĆ­a de PentecostĆ©s (y posteriormente) el mensaje y programa del evangelio, en obediencia a la Gran Comisión, ¿por quĆ© no predicamos lo mismo que Pedro y los Once, en lugar de lo que predicó Pablo?

Seguramente despuĆ©s de leer detenidamente GĆ”latas 2:7-9, ningĆŗn estudiante inteligente de la Palabra de Dios dirĆ” que los Doce y Pablo predicaron el mismo mensaje. Seguramente hay una diferencia entre el mensaje de “regeneración” de Hechos 2:38 y el mensaje de “regeneración” de Tito 3:5-7.

Ningún predicador de la Gracia hoy, guiado por el Espíritu Santo, estÔ predicando a ningún pecador Hechos 2:38, o Hechos 3:19-21, o Hechos 10:35-38. Decir que actuamos directamente bajo la Gran Comisión, obedeciendo la cual los Once comenzaron su ministerio, y luego ignorar por completo el programa de señales, dones, visiones, imposición de manos, expulsión de demonios, ceremonias religiosas y lenguas del período de Hechos, es de lo mÔs inconsistente.

Si estudiamos cuidadosamente la Palabra y vemos que el resucitado SeƱor dio a Su vaso escogido, Su Apóstol de los Gentiles, un mensaje, ministerio y programa, que no simplemente complementó, sino que en las revelaciones finales reemplazó, Su Comisión a los Doce, veremos que la Ćŗnica manera inteligente y bĆ­blica mediante la cual podemos justificar nuestro actual programa “sin seƱales” de pura Gracia es reconocer que estamos trabajando bajo las órdenes que Cristo dio a Pablo y que Pablo transmitió a Timoteo y que recibimos hoy como nuestras órdenes de marcha. Si se supone que debemos marchar segĆŗn Mateo 28:19-20, somos muy desobedientes. A poco tiempo de despedirse, Pablo nos dejó 2 Timoteo 2:15. ObedezcĆ”moslo.

¿No fue reafirmado el bautismo en agua despuĆ©s de la muerte de Cristo y trasladado de Mateo a Hechos? Ciertamente. AsĆ­ tambiĆ©n las “seƱales” se reafirmaron con el bautismo en agua y las seƱales se trasladaron a Hechos. ¿Por quĆ© dejar de lado las seƱales y aferrarnos al agua? Nuestro apóstol Pablo fue enviado con seƱales pero no para bautizar. 2 Corintios 12:12; 1 Corintios 1:17.

A la luz de la comisión de Pablo a Timoteo, no perdemos nada de lo que el SeƱor resucitado pretendĆ­a para los miembros de Su Cuerpo, ni en los Cuatro Evangelios ni en el Libro de los Hechos, sino sólo aquello que era israelita y no formaba parte del programa para el “Cuerpo”.

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