por el pastor Kevin Sadler
La Sociedad Bíblica Bereana (Berean Bible Society) publica diariamente en su sitio web artículos devocionales con el nombre Two Minutes with the Bible, y más recientemente su versión en español, Dos Minutos con la Biblia, a los cuales puede suscribirse siguiendo los enlaces anteriores. En 2T15, publicamos traducciones al español de dichos artículos, con la finalidad de poner el mensaje de la gracia de Dios al alcance de los hermanos en Cristo de habla hispana. Sea de bendición para su vida.
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Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino. Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio… (2 Reyes 2:11-12 - RV1960)
Elías y su protegido, Eliseo, acababan de cruzar el río Jordán de manera dramática: “Tomando entonces Elías su manto, lo dobló, y golpeó las aguas, las cuales se apartaron a uno y a otro lado, y pasaron ambos por lo seco” (2 Reyes 2:8). Desde allí, estos dos hombres piadosos caminaron y hablaron en el lado este del Jordán.
Entonces, en una de las escenas más dramáticas de la Biblia, el reino espiritual se abrió de repente y un carro de fuego con caballos de fuego apareció. Este carro y sus caballos separaron inmediatamente a Elías de Eliseo. El carro de fuego era un carro literal, y los caballos de fuego eran caballos literales del ejército celestial de Dios en el reino espiritual (2 Reyes 6:17). Hablando del fuego y de la hueste angelical de Dios, el Salmo 104:4 dice: “El que hace a los vientos sus mensajeros, Y a las flamas de fuego sus ministros”.
El carro y los caballos son imágenes militares. Son símbolos antiguos de batalla y, además, son símbolos del poder supremo de Dios en la batalla. Los caballos y los carros eran los medios y armas de guerra más poderosos de aquella época. Pero los caballos ardientes y los carros ardientes demuestran que el poder de Dios es mucho mayor que cualquier poder militar terrenal.
El texto no nos dice que Elías subió al carro de fuego y cabalgó hacia el cielo. Más bien leemos que aparecieron el carro y los caballos de fuego, separando a Elías de Eliseo, y luego “Elías subió al cielo en un torbellino”. Por un viento fuerte, arremolinado e impetuoso, el profeta de Dios fue arrastrado de la tierra al cielo, y Eliseo nunca más lo volvió a ver.
En este versículo, “cielo” se refiere al primer cielo, nuestra atmósfera, donde vuelan las aves (Génesis 1:20). El torbellino arrastró a Elías a lo alto del cielo y luego desapareció y Eliseo “nunca más le vio” (2 Reyes 2:12).
Cuando Abraham murió, “fue unido a su pueblo” (Génesis 25:8). De la misma manera, todos los creyentes en el Antiguo Testamento fueron reunidos con el pueblo de Dios en el paraíso, en el centro de la tierra cuando murieron. No fueron reunidos arriba en el tercer cielo. Nuestro Señor dejó muy claro en el momento de Su ministerio terrenal que “nadie subió al cielo” (Juan 3:13), es decir, el tercer cielo, el trono y dominio de Dios. Así, sabemos que Elías no fue al tercer cielo cuando desapareció de este mundo, sino que fue a la sección paradisíaca del Hades llamada “seno de Abraham” (Lucas 16:22).
Sin embargo, ahora que el precio del pecado ha sido pagado, los creyentes de hoy en la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, son bienvenidos en la presencia de Dios en el tercer cielo. Y según la esperanza que nos brinda el evangelio de la gracia de Dios, allí es donde va nuestro espíritu cuando partimos de este mundo en la muerte (2 Corintios 5:8; Colosenses 1:5). El tercer cielo es nuestro hogar eterno.
La presencia del Señor se asocia con un torbellino en las Escrituras. Por ejemplo, en Job 38:1, leemos: “Entonces respondió Jehová a Job desde un torbellino…”. El torbellino nos dice que el Señor estuvo presente en la partida de Elías, levantándolo de esta tierra y arrebatándolo al paraíso.
En respuesta al ver la trasposición de Elías, Eliseo clamó: “¡Padre mío, padre mío…!”. Elías había sido el padre espiritual y mentor de Eliseo, y este título expresaba el respeto y la admiración de Eliseo por Elías. Eliseo también llamó a Elías, “¡… carro de Israel y su gente de a caballo!”. Este título describe lo que Elías había sido para la nación como profeta de Dios: un guerrero espiritual, un instrumento poderoso en la mano de Dios, un ejército de un solo hombre a quien Dios había usado para librar la guerra contra la idolatría en Israel. Por lo tanto, era apropiado que un carro de fuego y caballos de fuego del ejército celestial de Dios aparecieran en su partida.
La falta de muerte coloca a Elías en una categoría muy rara en las Escrituras. Solo dos personas en la historia registrada han salido de la tierra sin morir: Enoc y Elías. Sin embargo, nosotros, los que estemos vivos en el momento del regreso de Cristo en el Rapto de la Iglesia, disfrutaremos de esta misma esperanza. Cada día es un día posible en el que el Señor pueda regresar y arrebatarnos para estar con Él en el aire.
Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. (1 Tesalonicenses 4:16-17)
Al lector (por Berean Bible Society): Algunos de nuestros artículos de Dos minutos fueron escritos hace años por el pastor C. R. Stam para publicarse en periódicos. Cuando muchos de estos artículos se compilaron posteriormente en forma de libro, el pastor Stam escribió esta palabra de explicación en el prefacio: “Hay que tener en cuenta que la columna del periódico, Dos minutos con la Biblia, se publica desde hace muchos años, por lo que los acontecimientos locales, nacionales e internacionales se discuten como si hubieran ocurrido recientemente. En lugar de reescribir o fechar estos artículos, los hemos dejado tal como estaban cuando se publicaron por primera vez. Esto, nos pareció, añadiría interés, especialmente porque nuestros lectores saben que aparecieron por primera vez como artículos de periódico”. A esto añadiríamos que lo mismo ocurre con los artículos escritos por otros que seguimos añadiendo, periódicamente, a la biblioteca de Dos minutos. Esperamos que esté de acuerdo en que, aunque algunas de las referencias de estos artículos son de hace tiempo, las verdades espirituales que enseñan son atemporales.
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