¿Está Desmayando? – II Corintios 4:2

John Fredericksen|Si usted ha desmayado al ministrar a otros, no está solo. Pero debemos recordar que cosecharemos recompensas en la eternidad si no desmayamos.

por el pastor John Fredericksen

La Sociedad Bíblica Bereana (Berean Bible Society) publica diariamente en su sitio web artículos devocionales con el nombre Daily Transformation. En 2T15, publicamos traducciones al español de dichos artículos, con la finalidad de poner el mensaje de la gracia de Dios al alcance de los hermanos en Cristo de habla hispana. Sea de bendición para su vida.

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¿Alguna vez has “desmayado” [ser débil o desfallecer de corazón] en tus esfuerzos por ministrar a otros? Tengo dos amigos, pastores de la gracia, que sufrieron tan maltrato por parte de sus iglesias que abandonaron permanentemente el ministerio. Cuando los llamé para animarlos, estaban heridos y completamente agotados espiritualmente. La mayoría de los pastores también saben cómo se siente. Los cristianos pueden ser insensibles, poco agradecidos, demasiado críticos, mezquinos y simplemente crueles.

Pablo sabía que otros en su época tenían luchas similares, “desmayando” en el ministerio y en su caminar diario con Cristo. Cuando una pesada carga de legalismo desanimó a muchos en Galacia, Pablo les enseñó a permanecer firmes en su libertad, y los animó diciendo: “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gálatas 6:9 - RV1960). Pablo también soportó el impulso de desmayar de desánimo. Pero varias cosas lo sostuvieron. Él dijo: “Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos” (II Corintios 4:1). La gran misericordia de Dios dada en perdón y vida eterna, en lugar de castigo eterno, hizo que Pablo viera el ministerio para el Señor apenas como su servicio razonable. Pero más allá de esto, veía el ministerio como una gran responsabilidad. No desmayó porque era un privilegio servir al Señor. Las almas eternas pendían de un hilo, ya que necesitaban el evangelio, y los que ya eran salvos necesitaban el ministerio. Con esto en mente, siguió adelante en un ministerio fiel “… recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios” (II Corintios 4:2). Pablo también vio la influencia y el impacto que podría tener en los santos como un motivador para seguir adelante en el ministerio. Escribió: “Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios. Por tanto, no desmayamos…” (II Corintios 4:15-16). Pablo tenía un fuerte deseo de ver glorificado al Dios de toda misericordia. Esto se haría a través de otros santos, si él simplemente “no desmayara” y permaneciera fiel en el ministerio.

Si usted ha desmayado al ministrar a otros, no está solo. Pero debemos recordar que cosecharemos recompensas en la eternidad si no desmayamos. “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (I Corintios 15:58). Si ha dejado de ministrar a otros, comience de nuevo.

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